lunes, 14 de febrero de 2011

SOPA DE CALDO CASERO (CON HISTORIA)




Esta sopa la he rescatado de mi archivo y, ¿podéis creer que lleva en él dos años?...ains…

En fin, hoy la he rescatado (por fin) y, aunque es muy sencilla, me ha parecido interesante compartirla porque -como vais a comprobar-, ¡está hecha en cocina de carbón!…jajaja… ¿Dónde tengo una cocina de carbón?...Pues dónde va a ser, en esa “casita”-tan famosa- de mi cabecera…jajaja… ¿Queréis conocer su historia?...Primero la receta que –tengo que aclarar- elaboró mi madre en su día.

Ingredientes:

Caldo casero.
Fideos.
Carne del caldo.
Huevos cocidos.
Sal.

Preparación:

Ponemos a hervir en una cazuela el caldo que habremos preparado con antelación. A parte, en otra cazuela, ponemos tantos huevos como creamos necesarios a cocer.



Cuando rompe el hervor del caldo, añadimos los fideos.



Dejamos cocer hasta que estos estén hechos y rectificamos de sal.

Picamos la carne con que hayamos elaborado el caldo, así como el huevo -o huevos cocidos-, lo incorporamos todo a la sopa y lista para servir y comer.





Y ahora, como lo prometido es deuda: la historia…

Bien sencilla, mi abuela paterna, Rufa, heredó de su tía Filomena la casa. Aquí están mi padre y la tía Filomena.



Hago un inciso aquí para deciros que – y siempre según las lenguas viperinas de mi familia-, a la pobre tía Filomena, la maté yo de un empacho de cerezas…ains…

Sigo, que quiero ser breve - o por lo menos intentarlo-,…jajaja…

Mi Tía Meri heredó de mi abuela la casa y, a mediados de los años 90, mi padre se la compró. ¿Queréis ver cómo era?







Hacía el año 97, mi padre comenzó, poco a poco y con sus propias manos, a restaurarla y, lo que en principio iba a ser un cambió de cubierta para que -por lo menos-, no se cayera la casa; terminó siendo lo que todos veis cada vez que entráis en mi blog…





-¡Ay güela, si pudieras ver la casa ahora!



Tengo que decir que todavía le quedan cosas por terminar, por ejemplo, la parte trasera. En ella podéis ver que tenemos un horno tradicional, es ese volumen de piedra que sobresale de la fachada…Está en muy buenas condiciones pero no sabemos como controlar las altas temperaturas que alcanza, aunque, ya hemos comprado un termostato y, próximamente, comenzaremos a “tantearlo”…A ver lo que sacamos de él…Mi “güela” si que lo tenía controlado y: ¡hacía un pan y”unes boroñes” en él!…mmmmm…

A mi padre le gusta recibir en ella a toda la familia, pero es muy difícil reunirnos todos (muchos se encuentra fuera), a veces, casi lo conseguimos, pero no estamos todos los que somos.





Y cómo podéis ver, para celebrarlo, un buen “corderu a la estaca”.



En fin, que además de la caza -“éste”-, es el entretenimiento de mi padre, y, aunque la casa se llama “La Vallina”, a nosotros nos gusta decir que es: “err ranchito derr papa” (hay quién prefiere llamarlo “Ambiciones”)…Bien pensado, también podría ser “Dallas” o “Dinastía” ¿no?… ¡Dejémoslo aquí!…jajaja…

Esta entrada se la dedico a todos los “González” de mi familia desperdigados por España y parte del extranjero -en especial-, a mi primo David que -en estos momentos-, se encuentra en Afganistán.

jueves, 10 de febrero de 2011

GALLETAS DECORADAS: "CAJA DE GALLETAS -DE GALLETA-, CON GALLETAS"





Aunque me había propuesto no publicar nada hasta ponerme al día con mis “blosamigos” no he podido resistirme a la tentación de compartir con vosotros mis últimas galletas decoradas.

No les tocaba ser publicadas aún, de hecho tengo varias recetas (saladitas) pendientes que debieran ir primero pero: “la carne es débil” y… ¡No me aguanto más!...jajaja…

La idea de estas galletas surge porque en Navidad me entraron muchas ganas de hacer una casita de jengibre, pasaron las Navidades y, como no me inspiran mucho, me quedé con las ganas.

¡Ay amigos! En Enero mi hermana me pregunta si podía hacerle unas galletas decoradas para regalar a unos amigos y… ¡De repente! ¡Zas! ¡Lo vi claro!... ¿Qué diferencia hay entre una “casita” y una “cajita”?...jajaja… ¿No lo sabéis?...Pues muy simple: una “casita” tiene la cubierta inclinada (casi siempre) y una “cajita” la tiene plana ¿o no?...jajaja

En fin, mejor me salto la parte donde os cuento mis “paranoias” y os muestro el “proyecto” de ejecución de mi “caja de galletas –de galletas- con galletas”…

Lo primero que hice fue sacar todas mis herramientas de dibujo y ponerme delante del papel a dibujar unos croquis acotados de las partes de la caja.



Para hacer los cortapastas, o plantillas, utilicé unas láminas de plástico duro que venden en las tiendas de hacer fotocopias... ¡Vamos! ¡Que utilicé las láminas de plástico transparente que nos ponen en las encuadernaciones! (Menos mal que a veces la cabeza me da para algo)…jijiji.

Jijiji…sobre estos plásticos dibujé -ya a escala y con escuadra y cartabón- todas las piezas de mi caja y las recorté con unas tijeras.

Los “cortapastas” -o plantillas- así fomados los fui colocando sobre la masa de galletas y recorte todas las piezas con un cortador de pizzas.





Horneé las galletas y las dejé enfriar.



Comencé con le proceso de decoración de las distintas piezas y, para ello, tomé las piezas de la caja, las perfilé con glasa de escritura, las rellené con glasa de inundado y, finalmente, las dejé secar.





Una vez seca la primera capa que haría de fondo del dibujo, comencé a plasmar los dibujos que había elegido para decorar la caja.



Para esta ocasión “copié” (ya sabéis que me encanta copiar) unas flores de unos gráficos de bordados que tengo por casa y, como pude y “Dios me dio a entender”, los fui dibujando sobre las distintas piezas de galleta, a excepción de la base y los laterales de la tapa.



Dejé secar los dibujos





Y, una vez secos, comencé con el montaje. Para ello necesité, a parte de las piezas de galleta, una manga pastelera con glasa de escritura y unas latas de conserva -o cajas- que nos ayuden a mantener en vertical los laterales de la caja.



Tomé una pieza lateral y puse unas líneas de glasa en la zona de unión con la base. También puse otra línea de glasa en la zona de la base (como si fuéramos a pegar algo con pegamento). Uní ambas piezas haciendo una ligera presión (no mucha que podemos romper las galletas). Para mantener la verticalidad de la pieza lateral, y así evitar posibles vuelcos, la apoyé sobre una pared o caja de madera (en mi caso), también sirven libros o, como veréis, latas de conserva. Reforcé la junta por la parte interior con glasa y, de esta manera, fui repitiendo la operación con el resto de los laterales, sin olvidarme de ir reforzando todas las juntas interiores (verticales y horizontales).













El montaje de la tapa lo hice de igual manera.



Una vez secas todas las juntas, he aquí la caja terminada.



Para tapar las juntas exteriores, tanto de la tapa como de la caja, puse un cordón de glasa. No es que me haya gustado mucho como me quedó, pero no tuve en cuenta este detalle al principio del proyecto y, simplemente, improvisé durante la ejecución (defecto profesional)…En el futuro tengo que estudiar mejor este detalle…

¿Por dónde voy? ¡Ah! La caja…



Y digo yo: ¿Habrá que ponerle algo dentro, no? ¿Qué tal unas galletas?...jajaja…



Creo que ya está bien rellena.





Finalmente la empaqueté bien con papel de celofán y: ¡lista para regalar!



Y ahora me voy a "blogear" un poco, sigo sin ponerme al día en vuestros blogs y es mucho lo que tengo atrasado ;)